Sobre nuestras vidas soplan como viento, toda clase de circunstancias...algunas más difíciles que otras... Como en lo natural, muchas veces no se puede saber cuando una tormenta va a comenzar...a veces simplemente llegan...
Yo he visto 3 clases de tormentas en la palabra de Dios...
Vi una donde podemos caminar sobre ella (Mt.14:22).
Otra en la que el Señor la reprendía (Mr 4:35-41) y podemos pasar al otro lado...
Y vi otra , en la que después del naufragio sólo hay un madero donde aferrarse... (Hch 27:39-44)
¿Has visto soplar vientos tan fuertes, que sin previo aviso, hicieron volar tus más fuertes sueños? ¿Has tenido que aferrarte a un madero cuando estos vientos quieren derribar tu fe? ¿Has cruzado la tormenta, en medio de una lluvia de acusaciones, que como granizo, golpean tu rostro y lastiman tu piel...? ¿Has tratado de pasar por la tormenta sin salir mojado? De la misma manera, no podemos salir iguales de las luchas y de las pruebas...siempre salimos transformados...cuando aferrados a la cruz esperamos que por la misericordia de Dios, seamos rescatados de nuestras circunstancias...
No evites las tormentas que Dios te manda–aprende a caminar sobre ellas, o a reprenderlas para pasar al otro lado...o si estás aferrado a ese madero en medio de un mar de dificultades–aférrate–resiste con la seguridad de que el más hermoso día esta por amanecerte.
Levanta tus ojos y mira, abre tus oídos y escucha a tu Señor que te dice:
"He orado para que tu fe no te falte”. Aferrados al madero Eterno, mientras pasa la tormenta.
“Jehová te bendiga y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia, Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”. Num 6:24-26.
revista «Mujeres de Gracia»
Yo he visto 3 clases de tormentas en la palabra de Dios...
Vi una donde podemos caminar sobre ella (Mt.14:22).
Otra en la que el Señor la reprendía (Mr 4:35-41) y podemos pasar al otro lado...
Y vi otra , en la que después del naufragio sólo hay un madero donde aferrarse... (Hch 27:39-44)
¿Has visto soplar vientos tan fuertes, que sin previo aviso, hicieron volar tus más fuertes sueños? ¿Has tenido que aferrarte a un madero cuando estos vientos quieren derribar tu fe? ¿Has cruzado la tormenta, en medio de una lluvia de acusaciones, que como granizo, golpean tu rostro y lastiman tu piel...? ¿Has tratado de pasar por la tormenta sin salir mojado? De la misma manera, no podemos salir iguales de las luchas y de las pruebas...siempre salimos transformados...cuando aferrados a la cruz esperamos que por la misericordia de Dios, seamos rescatados de nuestras circunstancias...
No evites las tormentas que Dios te manda–aprende a caminar sobre ellas, o a reprenderlas para pasar al otro lado...o si estás aferrado a ese madero en medio de un mar de dificultades–aférrate–resiste con la seguridad de que el más hermoso día esta por amanecerte.
Levanta tus ojos y mira, abre tus oídos y escucha a tu Señor que te dice:
"He orado para que tu fe no te falte”. Aferrados al madero Eterno, mientras pasa la tormenta.
“Jehová te bendiga y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia, Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”. Num 6:24-26.
revista «Mujeres de Gracia»