Se cuenta que una vez en crucero por el océano, sucedió algo sorprendente.
En el crucero viajaban dos predicadores, uno era joven y el otro era ya anciano.
Al llegar la tarde el joven predicador empezó a predicar, diciendo así:
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tú vara y tu cayado me infundirán aliento.
La gente unánime aplaudió con entusiasmo, bravo eres un fenómeno-decían ellos
Después subió el anciano a predicar a la gente, pero el joven predicador le dijo;
“Mira yo he predicado muy bien, ahora no pretendas ser mejor que yo”
Él anciano le dijo; mira que no te sientas inferior voy recitar el salmo 23 que has recitado tú
Y dijo el viejo predicador;
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tú vara y tu cayado me infundirán aliento
Está vez la gente no aplaudía sino lloraba, la gente estaba emocionada.
El joven predicador le dijo; ¿Cómo es posible que los dos hemos dicho lo mismo y tú los has hecho llorar?
A lo que él otro predicador le dijo; “Ay amigo, tú el salmo 23 lo tienes en la cabeza, pero yo lo llevo en el corazón”
Lo que sale de la mente llega a la mente pero lo que sale del corazón llega al corazón
En el crucero viajaban dos predicadores, uno era joven y el otro era ya anciano.
Al llegar la tarde el joven predicador empezó a predicar, diciendo así:
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tú vara y tu cayado me infundirán aliento.
La gente unánime aplaudió con entusiasmo, bravo eres un fenómeno-decían ellos
Después subió el anciano a predicar a la gente, pero el joven predicador le dijo;
“Mira yo he predicado muy bien, ahora no pretendas ser mejor que yo”
Él anciano le dijo; mira que no te sientas inferior voy recitar el salmo 23 que has recitado tú
Y dijo el viejo predicador;
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tú vara y tu cayado me infundirán aliento
Está vez la gente no aplaudía sino lloraba, la gente estaba emocionada.
El joven predicador le dijo; ¿Cómo es posible que los dos hemos dicho lo mismo y tú los has hecho llorar?
A lo que él otro predicador le dijo; “Ay amigo, tú el salmo 23 lo tienes en la cabeza, pero yo lo llevo en el corazón”
Lo que sale de la mente llega a la mente pero lo que sale del corazón llega al corazón